También se han logrado producir delicadas hebras a base de gelatina, algo resistentes al insolubilizarlas con formol, pero se encontraron que al contacto con el agua, se hinchaban y perdían toda forma corporal.
En Europa, después de mucho experimentar con vidrio, se logró obtener una estopa de finas hebras pero inconsistentes.
Finalmente, después de tanto buscar, se encontraron de características delgadas y brillantes, a las que se las llamó sedas artificiales, como la artisela, la sedalina y el rayón. Ninguna de ellas ha logrado obtener la resistencia de nuestra seda, que es de 8 gramos, peso que puede soportar antes de romperse; tampoco igualan nuestra elasticidad, ya que un metro logra estirarse hasta 10 ctms., más, sin romperse, y, desde luego, no han superado nuestra consistencia, duración y finura.

Llevo 15 horas pegando seda, haciendo mi capullo, tengo todas las fibras del sostén instaladas en un rincón de la caja, pero mi cuerpo está menguando poco a poco, no sé si voy a llegar a terminarlo, estoy muy.. ., muy cansado, me está pasando lo que a los otros, de hecho empezamos este experimento 120 huevecillos y quedamos escasos 90 gusanos, contando con los que ya han finalizado sus capullos, los que estamos vivos todavía y la caja de la guardería, donde por cierto hay muchas bajas, algunos porque no han comido lo suficiente, otros se han secado, otros no han crecido, no se..., tal vez ya es una temperatura excesiva para ellos.

¿Qué es la sericultura? La sericultura ó sericicultura es la combinación de los cuidados del hombre y nuestro trabajo, el gusano de seda, poseedor de la invaluable capacidad para producir, con nuestras glándulas salivosas, miles de metros de finísimo hilo. Con él confeccionamos nuestro capullo y nos guarnecemos durante el proceso de metamorfosis que nos llevará a convertirnos en una bella mariposa.
La sericultura no necesita de mucha inversión ni fuerza física, pero sí de dedicación y cuidados de temperatura, humedad, tiempo y limpieza de nosotros y de la morera. Esta planta nos proporciona el alimento durante nuestra corta vida y nos aporta el almidón que en una sóla hebra puede alcanzar los 1500 mts., de longitud en cada capullo, como ya os comenté antes. Sin embargo 500 mts., de hebra apenas alcanzan a pesar 130 miligramos de seda; por lo que cada metro, convertido en miligramo, resulta ser sumamente caro en valor monetario y en esfuerzo.

Estoy muy débil, tengo mi capullo sólo empezado, pero afortunadamente para mí, mi dueño se ha percatado de mi desgracia y con un trato exquisito me ha cambiado a uno de los capullos que casi estaban terminados de los que se convirtieron en crisálida antes de tiempo, con las pocas fuerzas y seda que me quedan he estudiado mi nueva casa, me ha gustado, he visto que podía terminarla y así ha sido, en unas cuantas horas tenía totalmente terminado mi nuevo capullo y ya, agotado, entré en un profundo sueño que me trasformaría en mariposa en un plazo de entre 15-20 días.

Y ahora un poco de historia; desde el alba de su civilización, los chinos tuvieron a la sericultura y el tejido de la seda como la principal fuente de su riqueza. Los primeros emperadores ordenaron la propagación de esta actividad y, a menudo, dictaban decretos y órdenes para proteger y recordar a la corte sus obligaciones y atenciones con la sericicultura.
La sericicultura llegó a Japón 600 años antes de nuestra era, y más tarde, se extendió hacia la India y Persia, durante el siglo II la reina Semiramis, después de “una guerra feliz”, obtuvo toda clase de obsequios del emperador chino, quién le envió navios cargados de sederías, gusanos y hombres expertos en la materia. Desde entonces Japón extendió en todo su territorio la sericicultura, al grado de que llegó a considerarse que la seda poseía poderes divinos. La historia registra el momento en que el gobierno intervino, en nombre de la economía nacional, porque todos los campesinos querían dedicarse a esta actividad, olvidándose de las otras ramas de la agricultura.
Por el año 650 d. De C., unos misioneros griegos llegaron a predicar el cristianismo a Persia, donde conocieron los procedimientos para la crianza del gusano y la producción de la seda. En el hueco de los bastones, los monjes introdujeron semillas de morera y huevecillos, logrando así sacar la especie hacia su territorio. De Grecia la sericicultura se extendió a los países de Asia y Africa del Norte, más tarde llegó a Europa, donde Italia, Francia y España, obtuvieron excelentes resultados, y a quienes se les reconoce, hasta la fecha, la finura de sus sedas.