pendiente, ha disfrutado mucho y ha aprendido también mucho del maravilloso mundo de los gusanos de seda. Supongo que habrá infinidad de anécdotas, datos históricos y científicos que se le hayan olvidado, pero ha tratado de contar mi historia de la mejor manera posible.

Desde aquí, desde mi hogar y ya finalizando mi ciclo biológico, quiero agradecer a mi cuidador el trato recibido, la delicadeza con las que nos ha tratado a todos, sus horas (montones) con nosotros, aunque nuestra vida es muy corta -unos 45-50 días- es muy intensa, tal vez hubiera preferido ser un elefante para contaros algo mas extenso, no lo sé, pero sí sé que ahí he dejado mi prole, que habrá otras generaciones tras la mía y que he sido feliz, las montones de fotos que nos ha tirado nuestro dueño dan buena fé de ello. Gracias por escucharme y hasta pronto.


















Vicente R. Muga
2007